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guardiola en el camerín del bayern

Guardiola y el hambre de gloria

Cuánto motive Pep a sus jugadores será clave para que el Báyern sea el primer club en revalidar su título de Champions. Sin un plantel convencido, no hay pizarrón que haga milagros.

Publicado: 2013-09-24


Desde 1993, cuando el torneo de clubes más importante de Europa se denominó Liga de Campeones –o simplemente Champions para los  caseros–, cinco veces el técnico campeón no ha abandonado el camerino. Raymond Goethals dejó el Marsella en 1993. Jupp Heynckes campeonó con el Madrid (1998) y el Báyern en la última edición, y en ambas ocasiones fue despedido. En el primer caso, por irregularidad liguera. En el segundo, porque en Múnich apostaron por el proyecto Guardiola medio año antes de conocer el desenlace de una campaña asombrosa, incluido un aplastante 7-0 al Barcelona que puede convertirse en un símbolo de cambio de epicentro futbolístico de España a Alemania. Mourinho también dejó clubes dos veces tras ser campeón de la Champions –Porto en el 2004 e Inter en el 2010–, en ambos en busca de mayores retos.

Nunca un equipo ha ganado la Champions dos años consecutivos. Que nadie haya revalidado el título da cuenta de la dificultad del torneo. Los motivos son innumerables: a un campeón pueden desmantelarlo o los nuevos fichajes tardan en engranar, la propuesta se vuelve predecible, los rivales directos encuentran cómo darle la vuelta, simplemente aparece un mejor equipo, en fin. Sin embargo, considero que lo más importante es el tema motivacional. Después de la dedicación que conlleva tamaño logro, es comprensible que la exigencia colectiva y personal disminuya, que la noche y el ocio llamen un poco más, que ganar ya no sea indispensable.

Por todo ello, Guardiola tiene una oportunidad enorme de conseguir una vez más lo que nadie ha podido. Se sabe que su nivel de profesionalismo es poco usual incluso en la élite del fútbol. Ya da sus conferencias en alemán, por si fuera poco. Pep es un maniático de la táctica, un entrenador que lee muy bien los partidos, pero también está muy cerca de los jugadores en el día a día. Antes de la Champions que el Barza gana en el 2009, mostró un video con un poderoso tono épico, basado en la película “Gladiador”, para que sus once no salieran al césped sino a la arena del Coliseo romano. Sabe que si el jugador pierde el hambre de gloria, no hay pizarrón que te salve.

Es cierto que el Báyern actual no es la aplanadora de Heynckes, pero empieza a dar muestras de contundencia. La locomotora de Múnich apareció al final de la temporada, cuando se ganan los torneos, no al principio. En la primera mitad, perdió de visita con el Lille, empató con el Valencia. Incluso en marzo, cuando ya empezaba a aparecer el equipo que sorprendió al mundo, un débil Arsenal estuvo a un gol de eliminarlo, aunque es cierto que el trámite de la serie fue favorable a los bávaros.

Que las características de juego de bola al pie ya existan en el Báyern –y en Alemania en general, por cierto–, hacen que la adaptación a su estilo sea menos forzada. Además, todo indica que Pep no es un fundamentalista; no va a barcelonizar a los alemanes.

Fuera de ello, el Báyern tiene plantel largo como para llegar descansado al final de la temporada, y eso también es fundamental para ganar –y en su caso revalidar– la Champions. Todo lo contrario a su antiguo amor. El Barcelona sigue mostrando graves grietas en el fondo que por ahora Valdés viene tapando con actuaciones soberbias. Reitero que mientras siga siendo tan frágil en defensa, la contratación de Neymar no se justifica.


Escrito por

Fabrizio Tealdo

Historiador de profesión, escritor por convicción y periodista por vocación. Hablo de fútbol y tenis hasta cuando duermo.


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